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Cine lleno en la ciudad de São Paulo. En Brasil, la tendencia es de crecimiento en el público.
(Imágen: SESC-SP)

Buenas noticias al otro lado del Atlántico

 

En Brasil, la industria del cine vive un buen momento, no hay dudas. Pero todavía, los
retos siguen, como crear espacios para los productores más pequeños y lograr que
esa producción llegue realmente al público

 

En muchos países, hablar de cine hoy es hablar de crisis. No en Brasil. En el gigante latinoamericano, los números muestran que hay cada vez más espacios de exhibición, estrenos y público. El balance de taquilla preliminar para 2013 de Filme B (los datos consolidados de 2013 aún no estan divulgados), portal brasileño especializado en el mercado de cine, muestra un 7,8% de aumento de la renta general entre 2012 y 2013.

 

 

El brasileño no sólo está consumiendo más cine, sino que cada vez ganan más espacio las producción "made in Brazil". Las películas hechas en el país viven momentos de gloria después de décadas de menguar, registrando no sólo un récord de estrenos (sólo en 2013 hubo 120 estrenos nacionales), sino también en términos de renta. En 2013 fue casi el doble de la de 2012.

Entre 2012 y 2013, la renta obtenida en los cines por las producciones nacionales creció un 92%, superando los 86 millones de euro. Para las películas extranjeras el fenómeno fue el opuesto: hubo una caída de un 1,1% en la renta desde 2012 hacia 2013.

 

 

Mirando al público, pasa lo mismo. Cada vez más gente opta por la producción nacional. En 2013 el número de espectadores para las películas brasileñas fue un 83% superior a la cifra del año anterior. Eso es: más de 28 millones de brasileños pasaron por las sillas de las salas de exhibición.

 

 

Pese al panorama, hablar de cine todavía supone, como todo en Brasil, hablar de desigualdades. Aunque los números sean alentadores, hay un reto puesto a los productores y reguladores de la indústria cinematográfica del país: crear espacio para los productores mãs pequeños.

La risa, la dueña

de la pantalla

 

En Brasil las comedias ocupan el espacio de género favorito de los espectadoresa la hora de elegir cine nacional. Una tendencia que se repite en toda Latino América. Las historias de humor - generalmente localistas - y las dirigidas a toda la familia son las que más éxito tienen en este momento. Así lo demuestra el balance de la taquilla de 2013 en varios de los principales mercados latinoamericanos.

 

 

En Brasil, de las diez películas con más público en 2013, sólo tres no fueron comedias. Si sumamos los espectadores de las siete historias de humor, ellos representan el 94,6% del público total de las diez producciones brasileñas más vistas. Un dominio indiscutible sobre las pantallas.

'Minha mãe é uma peça', pelicula más vista en los cines de Brasil en 2013
(Imagen: Divulgación)

Quien manda soy yo

 

La pantalla brasileña tiene dueño, en este caso, dueña. Se trata de un grupo empresarial muy conocido por los brasileños. La producción en el país está dirigida por Globo Filmes, el brazo cinematográfico de las Organizaciones Globo, responsable por una de las cadena de televisión más grandes y influentes del país. 

 

 

Mirando las diez películas que llevaron más gente al cine en 2013, ocho de ellas fueron producidas o co-producidas por Globo Filmes. Es, por tanto, una asociación casi obligatoria para aquellos que tienen interés em divulgar su pelicúla y hacerla llegar a todas las partes del país. Un reto, de por sí, difícil, dada las proporciones geográficas de Brasil.

 

 

'De pernas pro ar', seguda más vista y hecha con participación de Globo Filmes (Imagen: Divulgación)

'Meu pasado me condena', tercera más vista y hecha con participación de Globo Filmes (Imagen: Divulgación)

'Vai que dá certo', cuarta posición. Sólo ella y "Somos tão jovens" no tienen participación de Globo Filmes (Imagen: Divulgación)

El Gobierno brasileño viene festejado mucho los logros de la producción nacional cinematográfica. ¿Es una situación para festejar?

Sea en público o en renta, el cine brasileño creció mucho en los últimos años y la tendencia es de que siga así en los próximos años. Otro detalle a destacar es el “market share” (la división del mercado), con una tendencia al alza para la producción brasileña. Podemos decir que Brasil está creando las condiciones para una pre-industria de cine.

 

¿Pero no hay un desarrollo desigual en Brasil, con una concentración del público y renta en unos pocos “blockbusters” nacionales en vez de un crecimiento sostenible?

¿Qué industria del cine del mundo, a exepción de la americana, no se comporta de manera desigual? Crecer de una manera sostenible y amplia seria genial, pero no conozco ninguna parte del sector de entretenimiento, ni de nuestra industria en general que pueda festejar este logro.

 

La opinión de quien entiende

Paulo Sergio Almeida es el hombre que comanda la agencia Filme B. El experto sigue hace años, como investigador y productor, los números de la indústria cinematográfica de Brasil y, por eso, conoce como nadie los altos y bajos del mercado nacional. En esta breve entrevista, comenta los principales cambios y retos del cinema en Brasil.

 

¿Las salas de exhibición en centros comerciales son la tendencia en el país?

Sí. No tenemos la posibilidad de construir salas fuera de los centros comerciales. No hay dinero para construirlas, ni para comprar los terrenos o aparcamientos necesarios. En Estados Unidos, por ejemplo, donde eso ocurre, el Gobierno financia la industria de construcción de estos espacios por medio de una política de tasas sin intereses. Ahí aún hay la posibilidad de alquillar terrenos, lo que hace todo más sencillo.
 

Brasil empezó en el último año una política de reserva de espacio para las produciones nacionales en los canales de pago. ¿Cree que la iniciativa puede mismo cambiar el sector?
Sí. Tenemos que preparnos para un gran crecimiento de la industria audiovisual independiente en Brasil en los próximos años. La agencia reguladora del cine nacional (Ancine, en la sigla en portugués) está creando una política de inversión para todo tipo de producto televisivo. La ley aún está empezando a ser cumplida, así que hay muchos canales haciendo varias repeticiones de una misma obra cinematográfica (que es lo mismo que hacen con las películas extranjeras). Pero la razón para eso es también un poco porque falta contenido inédito. Con el tiempo, eso va a corregirse.

 

 

Productor brasileño radicado en Alemania, Paulo Roberto de Carvalho trabaja hoy tejiendo relaciones entre los cines europeo y latinoamericano. No sólo en el caso de películas de allá para festivales de aquí, ya que también busca oportunidades de coproducción para proyectos transcontinentales.

 

En Brasil hoy no se habla en crisis del cine. ¿Es una situación para festejar?
Brasil hoy es el país de los millones. Millones de espectadores, millones en dinero en las convocatórias del gobierno para el financiamento de la producción. La pergunta es: ¿Quién recibe ese dinero? ¿Qué tipo de cine es subvencionado? Brasil es un país enorme, con dimensiones continentales y mucha diversidad. Eso está reflejado en la p
roducción cinematográfica y debe estar también en la distribución de los recursos, pero no es lo que veo.

¿El desarrollo interno tiene que ver con el hecho de que más películas brasileñas tengan visibilidad en el exterior?                                 Mirando desde el extranjero, la presencia brasileña en los principales festivales internacionales fue bien pequeña en los últimos años, si la comparamos con la cantidad de propaganda y de dinero actualmente desprendidos en cine en Brasil. En el mercado brasileño hay mucha gente haciendo lo mismo y algunas buenas películas que van a Cannes, por ejemplo, no ganan espacio en las salas de exhibición del país.

¿Hay un problema de distribución?
Sí y no sólo en Brasil. Otros países latinoamericanos como Argentina, Chile, Colombia y Ecuador sufren lo mismo: hay un incentivo a la producción, pero no a la distribuición. El resultado es una cantidad inmensa de películas producidas y sin espacio para ser exhibidas. Los grandes cines están en las manos de las grandes distribuidoras. Es necesario incentivar la creación de otros espacios, más pequeños y fuera de los grandes centros urbanos. En Brasil hoy las salas de exhibición aún están muy concentradas en las grandes ciudades.

¿Tenemos que evitar el cine de “shopping”?
Sí. Él fenómeno es una amenaza y no sólo para el pequeño como para el grande productor. En Brasil hoy lo que se ve es una repetición: hago una película, ella tiene mucho público, entonces decido producir la parte dos o tres de esa misma película. Los grandes guionistas 
están interesados en lo que les puede garantizar renta. Por eso, la necesidad de crear espacios mas allá de esos, dedicados al cine de autor.

 

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